domingo, diciembre 17, 2006

La foto



La foto

El día era de perros. Fuera nevaba sin piedad, desde la ventana apenas se podía ver los árboles situados a cinco metros de distancia. En cambio dentro, todo era perfecto, la música, el cuero de los sillones y sobre todo, el calor de la chimenea, hacían de la sala, uno de los mejores lugares para pasar aquel crudo invierno.

Sin embargo, él estaba preocupado, muy preocupado por su amigo. Y este tipo de días, le hacían pensar las penurias que podría estar pasando, o quizás no las estaba pasando, pero el no saber nada era lo que le preocupaba. Se fue hace años, tras una conversación aparentemente normal, pero cuyo trasfondo era enorme. Intuyeron que aquellas vacaciones no serían como las anteriores. Y ambos lo sabían pero no dijeron nada, un último abrazo selló la despedida.

- Toma – su mujer, rompió el silencio – esto estaba en la puerta. Supongo que será para ti, casi se lo come el perro. Por cierto, deja de pensar en él, estará bien, siempre fue fuerte y sabe apañarselas en cualquier situación.

Le entregó un paquete. El paquete simplemente era una caja, vieja y polvorienta, del tamaño de una caja de zapatos. No estaba envuelto en papel de colores, ni relucía, ni pesaba, nada, una simple caja.

Dentro del paquete, envuelto con cuerdas deshilachadas y debajo de una capa de polvo, estaba la foto en cuestión.

La incredulidad llegó a su cara, y se alojó en ella durante unos instantes, pero después se le iluminó la cara, las recientes arrugas de la cara se transformaron en la piel de un bebé; los ojos se le abrieron y le brillaron, incluso al ponerse de pie parecía haber crecido. La foto fue la culpable de aquel cambio.

Se abalanzó y estrujó a su mujer en abrazos y besos como (casi) nunca. Ella también lo había pasado mal y ahora sin saber porqué, al recibir esas caricias, se sentía llena y feliz.

- Se acabó su búsqueda. “Lo” ha encontrado – susurró al oido a su mujer, casi convirtiendo cada una de las letras en un beso.
- Me alegro .... supongo.

Y así, enganchados, permanecieron durante segundos, ¿o fueron minutos? Nadie lo sabe.

- Vuelvo a la hora de la comida, voy a pasear. – llenó su cara de castos besos y se despidió.
- Aquí te espero – correspondió ella - Abrigate, hace mucho frio.

Mientras él se colocaba el abrigo, los guantes y el gorro; ella cogió la foto y la miró detenidamente, no era una foto conocida, no aparecían personas, no era la foto tipica de dos amigos borrachos abrazados, no era casi ni bonita. No era nada, era una foto simplemente de una señal, de un cartel con flechas apuntando hacía varias direcciones. No entendía nada, se sintió ignorante por completo.

- No te preocupes, es difícil ver el significado, pero lo tiene. Sólo hay que "mirar" ... pero para dentro ;-) - Y con una amplia sonrisa, cerró cuidadosamente la puerta.

// Carlos

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me siento como la mujer en este preciso momento...Y_Y

7:29 p. m.  

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