sábado, febrero 03, 2007

Amanece

Cansado de seguir un camino que de todas no es el mío, un camino que se alimenta durante el día de hoteles y restaurantes de lujo, mientras que de noche lo hace de música y alcohol en dosis extraordinarias. Cansado de seguir un camino de amargo conformismo en una ciudad alegrada antinaturalmente por extranjeros que creen vivir en el paraíso. Cansado de un camino que pensándolo bien ni siquiera es sincero pues el coche desvirtúa hasta el último centímetro del mismo. Cansado del camino que equipara la palabra diversión a no moverse. Cansado de ese, y sólo de ese, camino.

Sólo dos días y ya estaba cansado. Las ganas de libertad me llevaron a separarme y seguir mi propio camino, ese que nunca me ha traicionado y que me ha mostrado lo mejor de si mismo, sin esperar nada a cambio, sin malas intenciones, sin artificios, simplemente un camino entregado a quien quiera recorrerlo.

De repente me topé de frente con aquella inmensa catedral. Tan grande como algunas que ya conocía, tan imponente como otras tantas. Me miraba, ella tan grande, yo tan pequeño. Escrutiñaba cada parte de mi, buscando la verdadera razón por la que yo estaba allí, a esas horas donde todo el mundo reposa, donde nadie se atreve a desafiar al camino más común de los caminos, el de la sociedad. Sentí su mirada, reconozco que me puse nervioso, el corazón me palpitaba, algo habia encontrado pero no sabía el qué.

No pude evitar desviar la mirada hacia la parte baja del edificio. Una estatua a la entrada señalaba hacia una pequeña valla metalica entreabierta, no lo pensé y me adentré, posiblemente era un zona privada pero algo me empujaba a seguir. Atravesé un patio de columnas y tras un parquecito que apenas tenía color, giré bruscamente y el paisaje cambió, ofreciéndome la recompensa.

La recompensa por haber desafiado a la sociedad, por haber seguido el camino que a mi realmente me apetecía, un amanecer espectacular que me indicaba de nuevo, que hiciera lo que hiciera, el corazón siempre sabe el camino correcto.

Amanecer en Palma de Mallorca,
Miércoles 24 de Enero de 2007

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Qué bonito amanecer, qué envidia!
La verdad es que el corazón pocas veces se equivoca, pocas (muy pocas).
Besotes!

9:03 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home